Servidores y Servicio | Otro Mundo es Posible

Desde el punto de Luz en la Mente de Dios, Que afluya luz a las mentes de los hombres; Que la Luz descienda a la Tierra. – Desde el punto de Amor en el Corazón de Dios, Que afluya amor a los corazones de los hombres; Que Cristo retorne a la Tierra. – Desde el centro donde la Voluntad de Dios es conocida, Que el propósito guíe a las pequeñas voluntades de los hombres; El propósito que los Maestros conocen y sirven. – Desde el centro que llamamos la raza de los hombres, Que se realice el Plan de Amor y de Luz Y selle la puerta donde se halla el mal. – Que la Luz, el Amor y el Poder restablezcan el Plan en la Tierra.

[ Dar – Servidores y Servicio ]

Por el Maestro Tibetano Djwhal Khul



Dar


Hay una gran ley contenida en las palabras: "a quienes todo lo dan, todo les será dado"... Muchos aspirantes al discípulo no conocen ni comprenden actualmente esta ley; tampoco se entregan plena ni libremente al trabajo de la Jerarquía, ni a quienes están necesitados. Mientras no lo hagan, limitarán su efectividad y cerrarán la puerta de la provisión, no sólo para sí mismos sino para el grupo servidor al cual están afiliados. Tal es la responsabilidad. La clave para la provisión es la inofensividad de la personalidad y la dedicación de todos los recursos individuales al servicio de los Grandes Seres, sin restricciones y con espontaneidad. Como discípulos, traten de vivir inofensivamente, en pensamiento, palabra y acción, y cuando material, emocional o temporalmente, nada se escatime y se aplique la fuerza física, y se donen los recursos con alegría, entonces el discípulo tendrá todo lo necesario para llevar a cabo el trabajo; esto atañe también a los grupos activos de servidores. Tal es la ley. Es innecesario decir que la perfección no es posible todavía, pero sí debe haber un mayor esfuerzo de los discípulos para dar y servir.

Por lo tanto, llegará infaliblemente el día en que, como individuos y como parte del grupo de un Maestro, subordinarán sus vidas personales a la necesidad de la humanidad y a la intención del Maestro. Entonces serán y no lucharán tanto por llegar a ser; darán y no combatirán constantemente la tendencia a no dar; olvidarán sus cuerpos físicos y no les prestarán tanta atención (y el resultado será mejor salud); pensarán y no vivirán tan profundamente en el mundo de los sentidos; antepondrán sensata e inteligentemente y como un procedimiento normal, el trabajo del Maestro y el servicio a los demás. (El Discipulado en la Nueva Era, Tomo I, p. 635)



El dar y el compartir de los Servidores
harán ese Otro Mundo Posible


Servidores y Servicio

Del deber cumplido esmeradamente, surgirán esos deberes mayores que llamamos trabajo mundial; de llevar la carga de la responsabilidad de la familia se fortalecerán nuestros hombros y nos permitirá soportar las del grupo mayor.

Así sirve la humanidad, y en el desarrollo de una aptitud consciente de servicio, en el acrecentamiento de una comprensión consciente de la parte individual que debe desempeñar en el desarrollo del plan y en el sometimiento de la personalidad al alma, se logrará el constante progreso de la humanidad hacia su meta de servicio mundial.

Al Maestro no le interesa la fuerza o posición mundana del trabajador, ni la cantidad de personas que se reúnan alrededor de su personalidad, sino los móviles que impulsan su actividad y el efecto que su influencia ejerce sobre sus semejantes. El verdadero servicio es la emanación espontánea de un corazón amoroso y de una mente inteligente, el resultado de hallarse en el lugar correspondiente y permanecer en él; el producto de la inevitable afluencia de la fuerza espiritual y no de la intensa actividad en el plano físico; es el efecto del hombre cuando expresa lo que en realidad es, un divino Hijo de Dios, y no el efecto estudiado de sus palabras o actos. Un verdadero servidor reúne alrededor de él, a quienes es su deber servirlos y ayudarlos por medio de la fuerza de su vida y su personalidad espiritualizada, y no por sus pretensiones o aseveraciones orales. Sirve olvidándose de sí mismo, sigue su camino abnegadamente, no piensa en la magnitud o el fracaso de sus realizaciones, ni tiene ideas preconcebidas de su propio valor o utilidad. Vive, sirve, trabaja y ejerce influencia, sin pedir nada para el yo separado.

Sólo recomiendo a cada uno y a todos renovar sus esfuerzos a fin de equiparse en el servicio mediante un consciente y deliberado esfuerzo, desarrollar la intuición y lograr la iluminación. Todo ser humano que alcanza la meta de la luz y la sabiduría, tiene, automáticamente, un campo de influencia que se extiende hacia arriba y hacia abajo, y ambos llegan internamente a la fuente de la luz, como exteriormente a los "campos de la oscuridad". Cuando haya logrado la realización, llegará a ser un centro consciente de fuerza dadora de vida, y lo hará sin esfuerzo alguno. En renovado esfuerzo estimu¬lará, energetizará y vivificará todas las vidas con las cuales se pone en contacto, ya sea un compañero aspirante, un animal o una flor. Actuará como trasmisor de luz en la oscuridad, dispersará el espejismo a su alrededor y permitirá la irradiación de la realidad.

Cuando en gran número los hijos de los hombres puedan actuar de esta manera, entonces la familia humana emprenderá su destinado trabajo de servicio planetario. Su misión es actuar como puente entre el mundo del espíritu y el mundo de las formas materiales. Todos los grados de materia se encuentran en el hombre y todos los estados de conciencia son posibles para él. La humanidad puede trabajar en todas direcciones, elevando al cielo los reinos subhumanos, y trayendo el cielo a la tierra.

Este llamado al servicio halla generalmente una respuesta, pero una respuesta matizada por la personalidad del aspirante y por su orgullo y ambición. La necesidad es verdaderamente comprendida. El deseo de satisfacer esa necesidad es genuino y sincero; el anhelo de servir y elevarse es verdadero. El estudiante da los pasos necesarios que lo capacitarán para adaptarse al plan. Pero el inconveniente que debemos enfrentar forzosamente en el aspecto interno es que, aun no existiendo duda alguna respecto a la voluntad y deseo de servir, los caracteres y temperamentos son de tal índole, que se presentan dificultades casi insuperables. Por medio de estos aspirantes tenemos que hacer el trabajo, y con frecuencia el material que nos brindan da mucho que hacer.

Es tan fácil dejarse ilusionar por la belleza y visión de los ideales propios, por la supuesta rectitud de su propia posición y, sin embargo, estar todo el tiempo bajo la influencia subjetiva del amor al poder personal, ambición individual, celos de otros trabajadores y las muchas trampas que acechan al incauto discípulo.
Pero si se cultiva verdadera impersonalidad, se desarrolla el poder de mantenerse firme, se maneja toda la situación con espíritu de amor, no se actúa precipitadamente ni permite que se infiltre la separatividad, entonces se desarrollará un grupo de verdaderos servidores, que reunirá a quienes puedan materializar el plan, producir el nacimiento de la nueva era y sus consiguientes milagros.

El servicio es un instituto del alma. Constituye la característica sobresaliente del alma, así como el deseo es la característica sobresaliente de la naturaleza inferior. Es un deseo grupal, así como en la naturaleza inferior existe el deseo personal. Es el impulso hacia el bien grupal. Por lo tanto, no puede ser enseñado ni impuesto sobre persona alguna como evidencia deseable de la aspiración, que actúa desde afuera y está basada en la teoría del servicio. Es sencillamente el primer efecto verdadero que se evidencia en el plano físico, de que el alma comienza a expresarse externamente.

Quizás la sugerencia más valiosa que puede hacerse al hombre o a la mujer que tratan de actuar como verdaderos servidores, es pedirles que pronuncien diariamente, poniendo detrás de las palabras el corazón y la mente, la promesa siguiente:

"Desempeño mi parte con firme decisión y decidida aspiración; miro arriba, ayudo abajo; no sueño ni descanso; trabajo; sirvo; ruego; Yo soy la Cruz; Yo soy el Camino; olvido mi trabajo realizado; me elevo sobre mi yo vencido; mato el deseo; me esfuerzo, olvidando toda recompensa; renuncio a la paz; rechazo el descanso y, en la tensión del dolor, me pierdo a mí mismo, para encontrarme a Mí mismo, y así penetrar en la paz. Solemnemente me comprometo a realizar todo esto, invocando a mi Yo Superior"

(Extraído del Archivo XIII de los Anales de los Maestros)

A medida que el trabajo de aprender a servir prosigue y el contacto interno se afirma, le seguirá la profundización de la vida de meditación, y la luz del alma iluminará con mayor frecuencia a la mente. Así se ha revelado el Plan.

Fuente: Reflexionen sobre Esto – Item 168 – Libro de Recopilación




"Preparar a los hombres para la reaparición de Cristo. Este es el primer y mayor deber.
La parte mas importante de este trabajo es enseñar a los hombres -en amplia escala-
a emplear La Gran Invocación para que llegue a ser una plegaria mundial,
y a enfocar la demanda invocadora de la humanidad."
Maestro Tibetano Djwhal Khul


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