Enseñanzas del tantra

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monográfico de las enseñanzas del tantra

Introducción al Tantra Yoga

http://www.tantranuevatierra.com/lista_tantra_nueva_tierra/13mar2009.asp

El Tantra es un camino espiritual origen del Yoga en Oriente y que como todo yoga lo que intenta es llevarnos a encontrar nuestra verdadera naturaleza, trascender la mente, el ego, el "yo", para expandir nuestra conciencia al Espíritu que realmente somos, encarnado aquí en la Tierra. A diferencia de la mayoría de las vías espirituales, el Tantra no desecha lo "de abajo". El Tantra no pretende ir a ningún cielo fuera de aquí, sino traer el Cielo a la Tierra. El Tantra es la visión unitaria, no dualista por excelencia. Y desde esa visión no dualista, donde todo es lo mismo, donde Dios es todo, donde Dios está arriba y abajo, el Tantra tampoco rechaza o relega la sexualidad como opuesta a lo espiritual. Todo lo contrario, el Tantra utiliza la sexualidad como la poderosa energía sagrada que elevándola nos puede llevar a expandir nuestra consciencia, una vía directa al Espíritu en nosotros. El Tantra considera la sexualidad como una energía primaria que está en todo y en nosotros mismos, en nuestro interior. El Tantra nos enseña a aceptar esa energía y a hacernos maestros de ella, tanto en nuestra relación con nosotros mismos como en la relación de pareja. Podemos considerar pues el Tantra como la vía donde se reconcilian y se unen esas dos polaridades tierra-cielo, espíritu-materia. Considerando esa dualidad que siempre ha existido en la psique humana, podríamos afirmar que el Tantra es la unión de la sexualidad y la espiritualidad.

Guardada y preservada por siglos, hasta que la humanidad estuviese en el momento adecuado, esta visión ancestral del ser humano ha llegado ahora a Occidente, siendo precisamente en Occidente donde está tomando todo su poder. El mundo está ahora preparado y necesita las enseñanzas del Tantra. Unas enseñanzas que vienen a desmitificar y limpiar todo el miedo y todas las consideraciones erróneas y aberrantes que la humanidad a fabricado respecto a sí misma, en especial respecto a la sexualidad y a todo aquello unido a la materia, a la Tierra, a lo femenino. La visión del Tantra reconcilia y reunifica la polaridad femenino-masculina, llevándola a su verdadera dimensión, la danza sagrada que crea el Universo.

La Tierra se encuentra ahora en un momento crucial de despertar generalizado. Una nueva era está comenzando y un salto fundamental en la conciencia humana se está produciendo. Un salto que llevará al ser humano y a la Tierra a una nueva dimensión, más allá de la conciencia de la mente, del ego, que ha dominado la historia de la humanidad durante miles de años. Y para que este salto tenga lugar, necesariamente el ser humano deberá abrazar toda la sombra construida en torno a la sexualidad, a la materia y la relación de lo femenino y lo masculino. No será posible llegar a esa "nueva dimensión", no será posible "traer el cielo a la tierra", mientras el tema fundamental de la sexualidad no haya sido comprendido y encarnado en su verdadera dimensión espiritual. No podrá haber paz en la Tierra hasta que lo femenino y lo masculino se hayan reconciliado y unido. Esta es la verdadera dimensión del Tantra: "unir en la Tierra lo que ya está unido en el Cielo". Eso es para lo que estamos aquí. Eso es para lo que el ser humano ha venido a la Tierra. Y mientras ese trabajo no sea realizado, la humanidad seguirá viviendo en un sueño, en una guerra contra la Tierra y contra sí misma. El paso a la "nueva dimensión" sólo será posible desde un ser humano reunificado consigo mismo.

Siva y Shakti, en el Tantra, representan la esencia del principio masculino y femenino. El Yin y el Yang, plasmado en todas las manifestaciones de este Universo. La eterna danza de lo masculino y lo femenino, a través de la cuál, Dios-Padre-Madre se manifiesta y da origen al mundo.

El Tantra considera que el Universo es creado a través de esta danza de Dios, del Espíritu, consigo mismo. El Todo no manifestado, crea en un momento dado esa dualidad masculino-femenino, se divide, y es a través de su interacción como el mundo se manifiesta.

El Tantra considera el mundo, nuestra razón de estar aquí, como la reproducción de esa danza cósmica aquí en la Tierra, en la materia. Es a través de esa danza en el mundo de la materia como "se une en la Tierra lo que ya está unido en el Cielo".

En esa danza de lo masculino y lo femenino, el papel de lo masculino no es otro, según la visión del Tantra, que venerar a lo femenino, la Tierra, "El Guardián del Grial". Dios se encarna en la Tierra para "venerarse a sí mismo", y a través de esta veneración se unen los opuestos y la conciencia del Espíritu "baja" a la materia. Toda la práctica del Tantra descansa en esta visión y toda la visión del Tantra de las relaciones hombre-mujer, de las relaciones entre los seres humanos, del ser humano consigo mismo, con la Tierra y con el comos, toda la visión sagrada y la práctica de la sexualidad, desembocan en ese mismo propósito: la fusión de lo femenino y lo masculino, interna y externamente. La conciencia de la Unidad.

Esta conciencia de la Unidad es la que puede devolvernos la cordura y la paz y llevarnos a un mundo de amor, donde la Tierra, la Diosa, sea respetada y venerada, donde el hombre y la mujer, lo masculino y lo femenino, se unan para "traer el Cielo a la Tierra".

El Tantra es un camino de sanación integral del ser humano, en lo físico, en lo emocional, en lo mental y en lo espiritual. A través de la práctica tántrica accedemos a un nivel de conciencia en conexión con todo lo que nos rodea, a un nivel de percepción, que está más allá de lo personal, "bajamos" la conciencia del Espíritu a la materia. Esta conciencia más allá del ego conlleva una verdadera sanación a todos los niveles, pues estamos entonces permitiendo al poder de Dios, del Universo, actuar a través de nosotros.

El Tantra no es "sexología". Por lo tanto no deberíamos acercarnos al Tantra con la expectativa sólo de la sexualidad. La sexualidad está ahí en el Tantra, y de una forma muchísimo más poderosa que lo que normalmente conocemos, pero el Tantra es ante todo un camino de liberación espiritual. No es necesaria la práctica sexual en el camino del Tantra. El tántrica o la tántrica pueden de hecho elegir en cualquier momento el camino de la no relación, el camino del ascetismo, no como rechazo a nada, sino como la inclinación de su espíritu en ese momento. Pero cuando el tántrica elige la relación, convierte la relación sexual en una vía espiritual, y es sólo a través de lo que todo esto implica como podemos acceder a ese poder de la sexualidad tántrica.

La práctica tántrica conlleva el hacernos maestros de nuestra energía, de nuestras emociones y de nuestra mente. En la práctica tántrica se da fundamental importancia a la consciencia de la respiración y a la meditación. A través de la respiración podemos controlar nuestra mente y nuestra energía, para acceder al estado de quietud mental y de silencio necesario para conectar con esa parte superior que está en nosotros y que es nuestro Ser, nuestra mente Superior.

La práctica tántrica utiliza cualquier camino que pueda ayudarnos a liberarnos de nuestras creencias fijas, de nuestros bloqueos emocionales, de nuestro pasado. Desde el canto y la danza, el trabajo con el cuerpo, las ashanas de yoga, el Taichí, el Chicún, las dinámicas de grupo, el trabajo Gestalt, el contacto con la madre naturaleza, todo es apropiado para sacarnos de nosotros mismos y hacernos conscientes de nuestro cuerpo y nuestra energía.

El tantrika hombre o mujer, vive la vida desde la conciencia de la unión con todo, desde la energía del corazón. La capacidad para "elevar" y unificar la energía desde los chacras inferiores hasta el chacra del corazón, es fundamental en el Tantra. Tanto en la práctica individual como en la práctica en pareja, el tántrica o la tántrica se convierten en verdaderos maestros de su energía. En la relación de pareja, la pareja tántrica convierte la experiencia del acto sexual en una experiencia mística de fusión. Elevando la energía sexual hacia el corazón, la pareja tántrica disuelve su ego, se disuelve el uno en el otro, entrando en una experiencia de éxtasis meditativo, para disolverse después en la conciencia de unidad con todo (Shamadi tántrico).

En todo este proceso, la energía sexual, el fuego de la energía Kundalini, no se reprime. La pareja tántrica se sienta en el fuego de deseo y lo convierte en meditación. No renunciamos al placer, sino que lo elevamos desde lo meramente instintivo hasta quedar disuelto en el éxtasis de la fusión.

De: lita guevara castillo <indigoycristal@gmail.com>

El estrés que producen las ciudades altera el funcionamiento de la mente

Es la conclusión de estudios hechos por investigadores estadounidenses y australianos

La ciudad siempre ha sido el motor de la vida intelectual. Pero sabemos poco de cómo actúa sobre nuestro cerebro. Investigadores estadounidenses y australianos han comenzado a poner de relieve que el simple hecho de vivir en un ambiente urbano tiene efectos sobre nuestros procesos mentales.
Tras pasar algunos minutos en una calle transitada, el cerebro es menos capaz de organizar las informaciones recibidas en la memoria, explica el psicólogo del Laboratorio de Neurociencia Cognitiva de la Universidad de Michigan Marc Berman.


En cambio, la naturaleza sería un elemento sumamente benéfico para el cerebro: algunos estudios incluso han demostrado que los pacientes hospitalizados que pueden ver los árboles a través de la ventana se restablecen más rápido que los que no pueden hacerlo.

Aunque la mayoría de la población vive en ciudades, los ambientes de hormigón y automóviles con que nos enfrentamos tendrían incidencia en nuestra salud mental y física, hasta el punto de modificar nuestra forma de pensar. Los neurocientíficos y los psicólogos comienzan a interesarse en el planeamiento urbano para que cause menos daño a nuestro cerebro.

El plantar árboles en el centro de la ciudad o el crear parques urbanos puede reducir de manera significativa los efectos negativos de la vida urbana. Cuando paseamos por la ciudad, nuestro cerebro, siempre atento a las amenazas potenciales, debe procesar los múltiples estímulos vinculados con el tránsito y la vida urbana. El procesamiento de estas tareas mentales, aparentemente anodinas, tiende a agotarnos porque explota uno de los principales puntos débiles del cerebro: su capacidad de concentración.

La ciudad está tan desbordante de estímulos que debemos redirigir constantemente la atención para no ser distraídos por cosas sin importancia como los letreros luminosos intermitentes o los fragmentos de conversaciones.

La vida en un medio natural, por el contrario, no necesita el mismo esfuerzo cognitivo. De hecho, los medios naturales están llenos de objetos que llaman nuestra atención pero que no desencadenan una respuesta emocional negativa (contrariamente a un vehículo o una multitud de peatones), lo que hace que el mecanismo mental que dirige la atención pueda relajarse profundamente.

En el primer estudio publicado por el equipo de Marc Berman, dos grupos de estudiantes se pasearon, unos por calles bulliciosas y otros por un parque y luego se sometieron a una serie de tests psicológicos de memoria y atención.

Los que habían caminado por la ciudad obtuvieron peores resultados que los que habían paseado por el parque.

La densidad de la vida en la ciudad influye no sólo en nuestra capacidad de concentrarnos. También interfiere con la capacidad de autocontrolarnos. Durante una caminata por la ciudad, nuestro cerebro es asaltado por numerosas tentaciones consumistas. Resistirnos a ellas nos obliga a recurrir a la corteza prefrontal, la misma zona que aquella que es responsable de la atención dirigida y que nos sirve para evitar el torrente del tránsito urbano. Agotado por la dificultad de procesar nuestra deambulación urbana, no puede ejercer en igual medida sus capacidades de autocontrol y por lo tanto nos hace más propensos a ceder a las tentaciones que la ciudad nos propone.

La vida urbana también puede conducir a la pérdida del control de las emociones. Los expertos demostraron que la violencia doméstica era menos frecuente en los departamentos con vista a la naturaleza que en aquellos que dan a paisajes de hormigón. Los embotellamientos y los ruidos imprevisibles también inciden en el aumento de los niveles de agresividad.

Un cerebro cansado de los estímulos de la ciudad es más susceptible a enfurecerse. Pero el césped no es suficiente para nuestro bienestar. En un artículo reciente, Richard Fuller, ecologista de la Universidad de Queensland, Australia, demostró que los beneficios psicológicos de un espacio verde están estrechamente vinculados con la diversidad de su flora. Cuando un parque está bien concebido, puede mejorar el funcionamiento del cerebro en pocos minutos. No volveremos al campo mañana, pero quizá podamos aprender a construir ciudades que sean menos agresivas.

Por: Le Monde. Especial
Traducción: Elisa Carnelli

Una gota más

(Por Julio Andrés Pagano)
Por más diminuta que parezca, cada gota de conciencia expande y eleva la vibración de la Tierra

Unas tras otras, las gotas van cayendo. Nada parece transformarse. El goteo es casi imperceptible. El cansancio y la desolación dicen presente. El paisaje desértico de esperanzas crea la falsa ilusión de que nada va a cambiar. El vacío interior se agiganta. Las gotas siguen cayendo, expanden su vibración. La mente sostiene que todo está perdido. El corazón no se deja engañar, escucha cómo las gotas continúan brotando y ríe de felicidad. Su sabiduría le anuncia que el río está emergiendo. Libere sus compuertas. Ayude a que el agua corra. Sume para que el río de la conciencia espiritual irrumpa en todo su esplendor.

Las gotas son todas aquellas cosas que nos ayudan a ser más humanos y nos permiten armonizar con la existencia. Los buenos actos son gotas. Las caricias son gotas. Los pensamientos positivos son gotas. Los abrazos, las palabras de aliento, los rostros felices. Gotas... Las acciones conscientes, las oraciones, las meditaciones, la ayuda desinteresada, los gestos de sensibilidad. Gotas... El saber compartir, aprender a valorar, el respeto por uno mismo. Gotas... La fe, la humildad, la confianza, la esperanza, el amor. Gotas... Todas son gotas que reflejan una nueva humanidad. Son gotas que acrecientan y vivifican el río de la conciencia espiritual que está transformando la vibración del planeta.

El futuro nace del presente. Nuestras decisiones co-crean. Si sólo sembramos discordia, odio, pesimismo, sufrimiento y frustración ¿qué cree que cosecharemos? Sus gotas, aunque parezcan simples, aunque las perciba insignificantes o débiles, hacen la diferencia. Son como semillas de luz que transforman y ayudan a que el futuro no se manifieste desalmado.

Fluir con esta corriente, que conduce al océano de la existencia, entraña desafíos que nos permiten crecer y nos impulsan a continuar evolucionando. Implica aventurarse en terrenos desconocidos. El río nos invita a desaprender para seguir aprendiendo, porque sólo lo que se vacía puede volver a llenarse. Sus piedras no son dificultades, sino oportunidades disfrazadas que nos ayudan a elevar.
No permita que estas frases queden sólo en el plano mental. Tírese al agua. Abra su corazón. Arriésguese. Cuando se sumerja en este río de conciencia verá cómo las vivencias se transforman en maestras multidimensionales que le ayudarán a experimentar una realidad que transformará su vida.

Existen innumerables formas de contribuir a que este incipiente caudal se torne aún más cristalino. Si nos animamos a reconocer nuestro lado más oscuro, si trascendemos nuestras limitaciones y transmutamos los miedos que nos mantienen cautivos ya estamos ayudando. Lo mismo si ponemos conciencia en cada uno de nuestros actos y desplegamos, sin reservas, nuestro potencial para materializar una realidad que esté acorde con lo más puro de nuestro ser.

¿Por qué se preocupa tanto? Haga lo que haga, los demás siempre hablarán. Ellos no son enemigos, son maestros que nos impulsan a trascender la careta social. ¡Vamos, rómpala! ¡Tírela! Deje que su ser interno lo guíe y lo instruya. Escuche la voz que emana desde el centro de su pecho. Siga sus consejos, son inmaculados. No importa que algunas personas se le rían en la cara y lo desacrediten. Muchos disfrazan de ese modo el temor que les provoca el cambio.

Vamos... anímese. Juegue. Suéltese. Disfrute. Recupere su inocencia. Mire a la vida con ojos nuevos. Explore su interior. Conózcase. Restablezca su vínculo con la naturaleza. Aliviane su mochila. Expanda su divinidad. Despierte. Redescubra su magia interna. Equilíbrese. Ayúdese a cambiar. Permítase soñar. Sáquele el polvo a sus talentos. Multiplique sus dones. Respete su sentir. ¡Viva! Empiece a sanar.

Preste atención. Sienta cómo el río de la conciencia late con cada pensamiento de luz que recorre su cuerpo. El agua renueva y purifica. Inhale su perfume, es pulsión de vida. Observe con el corazón y comprobará que no existen las divisiones. Somos Uno. El río se compone de millones y millones de gotas que danzan en la unidad, más allá de todo ego.

Vamos… transforme su desierto. No deje que sus gotas se esfumen bajo el sol abrasador de la indiferencia y el desgano. Viértalas en el río de la existencia. Cierre sus ojos y facilite que el murmullo de las aguas guíe sus pasos. Descubra que nunca puede encontrar afuera lo que siempre estuvo dentro. Sí, ya lo sabía, es cierto. Simplemente lo había olvidado, el río está en su interior. Permita que el agua corra. Derrumbe sus compuertas. No tema. Abra su corazón de par en par, para que el agua penetre y lave sus heridas. Renazca. La existencia, agradecida: una gota más.

Visite: www.proyecto-despertar.com.ar/notas8.htm
P.D.: aquí está el video http://www.youtube.com/watch?v=1TjwFpQVs2w (que complementa a "Comienza la Era de Luz").
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Byron Picado Molina
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( Red Estelí Cultural)