Poseer          una personalidad perfectamente coordinada presupone el correcto control          de parte del Mago sobre los tres vehículos de expresión personal,          mental, astral y físico, lo cual nos lleva de nuevo al reconocimiento          del concepto intermolecular que le hemos asignado a toda substancia y a          toda forma, habida cuenta que cada uno de los tres cuerpos o vehículos          está formado por una ingente cantidad de átomos y compuestos          moleculares, mantenidos en coherencia como conjuntos atómicos mediante          el poder aglutinante de una entidad dévica, designada ocultamente "el          Elemental constructor," cuya actividad y desarrollo dependen de la          evolución alcanzada por el yo espiritual que utiliza estas tres          envolturas o cuerpos.
          El          Elemental constructor, sea físico, astral o mental,          posee el secreto de la          Voz mediante la cual mantiene coherentemente todo su          equipo molecular, formado por una increíble cantidad de unidad dévicas          menores. Hay, por lo tano, tres Elementales          constructores sobre los cuales hay que ejercer control para          facilitar el noble ejercicio de la Magia. Son los          tres Servidores del alma a los cuales se hacen referencia los tratados          sobre ocultismo. La necesidad de mantenerlos bajo control por parte del          alma o de la personalidad humana en los tres mundos, se hace          imprescindible por cuanto cada uno de éstos tres Elementales          constructores sigue sus propias tendencias y naturales          inclinaciones, gravitando lógicamente hacia el océano de substancia          elemental de la cual procede y de la cual se alimenta. Así, cuando          esotéricamente o en términos de Magia hablamos de control como base de          integración o coordinación de los vehículos del alma, nos referimos          obviamente al dominio que ha de ejercer el Mago sobre los tres          Elementales que constituyen sus vehículos de expresión en los          tres mundos. Un triple control que, examinado juiciosamente, ha de          empezar por la mente del Mago como central directora de todas las          actividades conscientes de la personalidad psicológica y seguidamente,          sobre el vehículo emocional el más poderosamente organizado de cuantos          constituyen el triple equipo de manifestación molecular.          
          Las          causas de la separatividad vienen impuestas por dos condiciones, la          primera es kármica y revela el grado de dependencia de alma con respecto          a sus vehículos, las segunda obedece a la ley de los propios vehículos          los cuales siguen fatalmente la ley impuesta por el principio de          gravitación hacia la substancia de la cual provienen y de la cual se          alimentan, y se sienten posteriormente atraídas hacia la misma siguiendo          una línea natural de mínima resistencia. 
          Cada          uno de los Elementales constructores de los cuerpos mental,          astral o físico viven desligados así el uno del otro y siguen          su propio camino, el que le marca el océano de substancia del que ha          extraído todos sus compuestos atómicos constituyentes. Si el yo          espiritual que se expresa por medio de estos tres          Elementales no está muy evolucionado, se sentirá parte          integrante de sus cuerpos de expresión y no habría en él sentimiento          alguno de personalidad creadora. Su ley, su propósito y todas sus          actividades sociales e individuales vendrán marcadas por los impulsos          separativos y reflejará solo "lo que quieren sus cuerpos," pero no las          intenciones de su alma superior… 
          
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